En los últimos años, la gastronomía portuguesa ha crecido, ha sido reconocida y se ha transformado. Ha madurado y se ha internacionalizado. Al mismo tiempo que tenemos no uno, ni dos, ni tres, sino decenas de chefs con premios y reconocimiento más allá de las fronteras, cada año surgen nuevos talentos y proyectos innovadores y ambiciosos en todo el país.
Hoy hablamos sin miedo de un nuevo movimiento en la cocina portuguesa. Un movimiento que se inspira en la matriz de la cocina clásica – recuperando los productos, las técnicas y los sabores de la gastronomía tradicional – pero que transgrede sus reglas para aportar algo nuevo. La gastronomía es universal y habla todos los idiomas, y demuestra ser un vehículo privilegiado para todos los mensajes cuando queremos hablar en serio. Hablamos de sostenibilidad, identidad e innovación. Pero también de desarrollo, economía local y turismo gastronómico. Hablamos de impacto social y cultura.
Estamos hambrientos de ideas y metáforas, y no sólo de ingredientes deliciosamente preparados. Estamos preparados y dispuestos a pensar sobre gastronomía. Salir de nuestra zona de confort nunca ha sido tan gratificante, sobre todo cuando nos damos cuenta de que, no sólo en los grandes centros urbanos, sino ahora también del norte al sur de Portugal, están surgiendo proyectos irreverentes e inmediatamente ‘arriesgados’ que nos desafían a nuevos sabores y experiencias, que promueven los productos y productores locales, y toda una ‘pequeña’ industria que está ganando consistencia y espesor.
Y aunque cada vez hay un mayor reconocimiento de esta nueva trayectoria de chefs y restaurantes por parte de un público cada vez más amplio y conocedor, todavía queda mucho trabajo por delante para consolidar nuestra cultura gastronómica. Pero eso es precisamente lo estimulante. Tenemos una página prácticamente en blanco en la que soñar y crear, todo un mundo de posibilidades por explorar. La gastronomía siempre ha sido una de las expresiones más fuertes de la cultura y la identidad de un pueblo, y uno de los factores más tangibles de su reconocimiento y cohesión. Por otra parte, en este proceso reconocemos la imperiosa necesidad de proteger la gastronomía tradicional, pisoteada en demasiados casos por la vorágine del crecimiento turístico de los últimos años.
Este flujo inventivo, que afirma el potencial de la gastronomía nacional y su capacidad para proyectarse en el mundo, tiene lugar no sólo en los restaurantes de referencia nacional e internacional, sino también en los ‘laboratorios’ de la cocina independiente, donde se desafían dogmas y prejuicios para crear e innovar. Sin metáforas en la mesa, no hay ideas, y la gastronomía portuguesa hierve de creatividad.
Ana Músico – Chief Executive Officer
Licenciada en Filosofía y ha trabajado en televisión, publicidad y teatro. Pero fue como periodista, freelance, cuando entró en el mundo de la gastronomía. Del periodismo pasó a hacer Comunicación y RRPP para chefs y restaurantes, hasta que en 2013 oficializó la nueva actividad con Amuse Bouche, la primera agencia de Comunicación, RRPP, activación y eventos especializada en gastronomía. Fue también en ese año cuando, con Paulo Barata, cofundador de Amuse Bouche, lanzó Sangue na Guelra, el festival internacional de gastronomía que llevó a los sous chefs al escenario principal y dio fuerza, forma y voz al Movimiento de la Nueva Cocina Portuguesa.