
El lujo en la hotelería ha cambiado de piel. Ya no se trata solo de un lobby majestuoso o de una habitación «instagrameable». Hoy, se necesita intencionalidad: espacios que acogen con autenticidad, materiales que respiran verdad y experiencias que van más allá de la estancia, que inspiran a vivir de otra forma, incluso fuera del hotel.
Y es precisamente en la mesa donde este nuevo lujo muestra su lado más humano. Porque comer en un hotel no es solo un acto de nutrición: es un ritual. Un desayuno puede ser el primer recuerdo de un día inolvidable. Una cena puede convertirse en el momento más íntimo del viaje. Y en todos esos instantes, el diseño de la mesa es el escenario invisible que amplifica la experiencia.
Cuando el huésped toca una pieza de porcelana Costa Verde, siente más que su funcionalidad. Siente la textura que refleja el esmero en su fabricación, la solidez que garantiza su durabilidad, el diseño que honra la tradición y habla en lenguaje contemporáneo. Es esta intencionalidad lo que distingue una mesa de lujo: la elección consciente de piezas que no solo sirven, sino que también comunican, y cuentan una historia con propósito.
En una era donde el tiempo vale más que el oro, la hospitalidad tiene el reto de crear experiencias que perduren. Esto implica una cuidadosa selección de materiales que no solo resistan el uso diario, sino que aporten confort y sensaciones. La porcelana es, por naturaleza, una celebración de la longevidad: resistente, bella y sostenible. En un mundo de lo desechable, se presenta como el lujo silencioso de lo permanente. Tiene significado. Y necesitamos símbolos y significados con sentido.
El concepto de hotelería creativa va más allá de la decoración. Es una hospitalidad viva, que involucra tanto a huéspedes como a colaboradores en una narrativa común de cuidado. En la mesa, esto significa más que platos bonitos: significa pensar cómo cada detalle aporta bienestar, placer estético y una sensación de vivir algo irrepetible.
Cuando un hotel sirve su gastronomía en porcelana Costa Verde, está declarando su filosofía: la experiencia del huésped merece ser cuidada en todos los sentidos, de la arquitectura al plato, del silencio de la habitación al sonido de la conversación en la mesa.
Una estancia no es solo un paréntesis en la vida del viajero. Es, muchas veces, una renovación. El turista curioso, inquieto y selectivo se lleva consigo aprendizajes: sobre el confort, el bienestar y sobre lo que significa vivir con más intención. Y muchos de esos aprendizajes ocurren en torno a la mesa, porque es allí donde se comparte el tiempo de calidad, esa nueva forma de lujo.
TH2 elige Costa Verde porque cree que la mesa es el corazón de la hospitalidad. Y que la porcelana es mucho más que un objeto de servicio: es un lenguaje de diseño, sostenibilidad y pertenencia. Porque un hotel que sirve con intención, siempre sirve más allá de la comida: sirve memoria, emoción y futuro.
Catarina Varão – General Manager en TH2
«Había una vez una empresa formada por la pasión por los hoteles con encanto, la obsesión por la hospitalidad y la vocación de servicio. Formamos equipos, lanzamos proyectos, auditamos departamentos. T de Turismo. H de Hospitality y proyectos 2 to square , impulsarlos y optimizarlos. Ese es el desafío constante de esta empresa fundada en 2007 por mí, soñadora de su nombre Catarina Varão» – TH2